Andrés Román Quintanilla. Usuario de la clínica de salud mental SAMU Wellness

Andrés Román Quintanilla, usuario de SAMU Wellness: «Pintar me produce sosiego»

Gracias a la pintura, Andrés Román (Salteras, Sevilla, 1963) ha encontrado las herramientas y el camino para salir de la depresión mental que sufre desde hace más de 10 años y que lo ha llevado a ingresar en varias ocasiones en la clínica de salud mental SAMU Wellness.

 

—¿Desde cuándo es paciente de SAMU Wellness?
—He ingresado en esta clínica de salud mental en varias ocasiones, pero en cuanto me notaba una mejoría, pedía el alta voluntaria y me iba. Con el tiempo, y tras volver a tocar fondo, me di cuenta de que no podía actuar así. La última vez que ingresé en SAMU Wellness fue el 19 de julio y aquí sigo.

—¿Por qué está ingresado en esta clínica?
—Padezco depresión desde hace años e, incluso, he intentado suicidarme. Me quedé huérfano de niño, sólo tenía a mi hermana y a una tía, que fue una segunda madre para mí. La primera murió en 2008 y la segunda hace 11 años. Me quedé solo y, desde entonces, sufro depresión. En SAMU Wellness estoy aprendiendo a gestionar mi vida y la soledad.

—¿Cómo entró en contacto con la clínica SAMU Wellness?
—Fueron dos familiares míos, una prima y la mujer de un primo, las que encontraron la clínica y vieron que podía ser beneficioso para mí. Fue después de la primera vez que intenté suicidarme. Me dijeron: “Al menos conoce la clínica, y si no te gusta, te vas”. Yo ya había estado en el Hospital San Lázaro, en Sevilla, y cuando llegué a SAMU Wellness, me gustó lo que vi. Así que decidí quedarme. No tuve que ir ni a casa a por mis cosas. Ellas ya se habían encargado de hacer mi maleta.

— ¿Cuándo empezó a pintar?
—Un compañero de trabajo me regaló un cuadro de un tren para pintar por números. Yo nunca había pintado antes, pero me gustó. Se lo dije a mi psiquiatra, la doctora Gabriela Parano, quien me animó para que siguiera pintando con acrílicos. Ella creía que podía ayudarme y me insistió para que siguiera pintando. Así que compré varios cuadros para pintar por números en Amazon.

—¿Cómo le ayuda la pintura a superar sus problemas de salud mental?
—Pintar me da mucha tranquilidad y sosiego. Me libera la mente. Mientras pinto, no pienso en cosas malas, como en suicidarme, algo que he pensado en muchas ocasiones. Es algo que recomiendo mucho porque te ayuda a relajarte, a evadir tu mente y a pensar en otra cosa. Ahora llevo unas dos semanas sin pintar porque he estado colaborando en la biblioteca, donde suelo pintar, en la clasificación de los libros, algo que también me ha ayudado mucho a tener la mente distraída.

—El 29 de diciembre tiene previsto exponer sus cuadros ¿Forma esto parte de su terapia?
—Sí, la doctora Parano cree que exponer mis cuadros puede ayudarme a mejorar y a subirme la autoestima. Ahora estoy intentando recopilar el mayor número posible de cuadros, ya que todas las obras que he pintado las he regalado. El primer cuadro que pinté, el del tren, se lo regalé a mi sobrino Daniel, que vivió desde los 12 hasta los 23 años conmigo. Aquí en SAMU Wellness, todos tienen un cuadro mío. Auxiliares, enfermeros…. Tengo todos los cuadros desperdigados y estoy intentando recopilarlos de nuevo para la exposición. Espero poder exponer entre 10 y 15 cuadros.

—¿Cuál es la temática principal de sus obras?
—La temática es muy variada, aunque destacan los cuadros de animales y los paisajes. También tengo un autorretrato con mi perrita Perla y cuadros de trenes. Yo soy ferroviario. Me dedico al ferrocarril desde que tengo 18 años. Ahora soy supervisor de seguridad en la circulación, pero he sido de todo dentro de esta profesión. Empecé desde abajo, por eso yo siempre digo que soy ferroviario, no personal de Adif o de Renfe.

—Ha comentado que tiene una perra. ¿Vive con usted en SAMU Wellness?
—Sí, en SAMU Wellness se permite la presencia de mascotas para acompañamiento de los usuarios. Para mí, mi perrita Perla es muy importante. Me ayuda mucho a superar mis problemas de salud mental. Me apoyo mucho en ella en mi vida cotidiana. El hecho de tener que cuidarla me ayuda a nivel mental. Además, en cuanto me ve triste, me hace algún mimo o algún gesto para llamar mi atención.