“En SAMU Wellness el paciente es coterapeuta”
Yolanda Abreu (Caracas, Venezuela, 1991) llegó a España en junio en busca de un futuro para su hija dada la situación económica y política de su país natal. Médica en SAMU Wellness, Abreu participa en el programa de talleres terapéuticos del centro.
—La situación en Venezuela era insostenible. Tuve una hija y era muy difícil conseguir pañales o medicamentos. Yo trabajaba en un hospital en muy malas condiciones. Había fugas de agua; pasaba consulta sin luz, con la linterna del móvil y, en las guardias, no se podían usar los baños porque estaban sin agua, sin luz, sin un mantenimiento mínimo. Me cuestioné seriamente si quería seguir en el país bajo esas condiciones y más aún teniendo una bebé. ¿Qué futuro quería darle a ella?
—Peor que cuando yo me vine. Cada vez hay más desabastecimiento. El problema de Venezuela es que el sueldo mínimo no alcanza para absolutamente nada y las personas sobreviven gracias a lo que le mandan familiares y amigos desde el extranjero. Yo, por ejemplo, envío dinero y medicamentos a mis padres, que viven allá. Pero, aunque tengas el dinero, a veces no puedes comprar lo que necesitas porque no hay. Cuando vivía allá, viajaba a Argentina, de donde es mi marido, y hacíamos acopio de todo lo que podíamos necesitar, como pañales, ropa o medicinas.
—El hospital en el que yo trabajaba no tenía ningún tipo de infraestructura. Yo llegaba y, literalmente, me mojaba las piernas hasta las rodillas de agua. Trabajaba en el departamento de psiquiatría, con pacientes difíciles, algunos incluso agresivos, y no había luz. Los enfermeros administraban los medicamentos a los pacientes en absoluta oscuridad. Y a la hora de indicar un tratamiento, a veces no podías recetar el mejor fármaco porque el paciente no tenía modo de conseguirlo ni en Venezuela ni en el extranjero. Acababas recetando el medicamento que había en la farmacia aunque sabías que no era el mejor para el paciente.
—En absoluto. Siento nostalgia y echo de menos a familiares y amigos, pero acá tengo una calidad de vida que en Venezuela no hubiera podido tener. En mi país también hay mucha inseguridad. Ya te matan para robarte el móvil. A mí me daba miedo ir al parque sola con mi hija. Al final acabas aislándote y encerrándote en casa.
—Soy parte de la comunidad terapéutica del centro y trabajo en el área de consultas externas. Una parte muy importante del trabajo que se hace aquí son los talleres y terapias ocupacionales. Hay de muchos tipos, educativos, estimulación neurocognitiva, arteterapia o educación sobre psicofármacos, que es uno de los que llevo yo.
—El taller de educación sobre fármacos consiste en ofrecer a los pacientes información sobre los medicamentos, cómo funcionan, qué hacen, sus efectos adversos y beneficios, además de resolver sus dudas sobre los diferentes tratamientos. El objetivo es que el paciente tome consciencia de la importancia que tiene seguir el tratamiento. A veces, los pacientes se niegan a tomar el tratamiento y ésta es una de las principales causas de una recaída, descompensación o que el paciente no responda como se espera.
—Una de las señas de indentidad de SAMU Wellness es la comunidad terapéutica. Se trabaja en equipo, codo con codo, aunque las especilidades sean distintas, y los pacientes también participan en la recuperación de otros pacientes, se ayudan unos a otros. El paciente es coterapeuta y esto le permite conocer los problemas de otras personas, ponerse en su lugar y ver su propio problema desde una perspectiva distinta. Al ayudarse unos a otros se dan cuenta de que no están solos.
—Es muy diversos, pero, muchos de los pacientes que trato padecen depresión, ansiedad, trastornos por consumo de sustancia y episodios psicóticos, que, a su vez, derivan en otras patologías y problemas.