TERAPIAS DE GRUPO PARA FAMILIARES
La familia es un entorno que condiciona nuestras vidas y nuestra salud mental. El núcleo familiar puede ser promotor y mantenedor de la salud mental de sus miembros, aportando elementos esenciales para el óptimo desarrollo psicológico y emocional. No obstante, el diagnóstico de un trastorno mental no solo afecta al sujeto que es diagnosticado, además tiene un impacto significativo en sus familias. Cuando un miembro de la familia presenta limitaciones en el desempeño de las actividades básicas de la vida diaria se origina una importante alteración en ese sistema que modifica los roles de sus miembros (Pérez Peñaranda et al., 2009). El impacto genera nuevos desafíos y tensiones entre los familiares, pudiendo dar lugar a efectos negativos. Tanto es así que no debemos entender la enfermedad como algo individual, pues incluye y afecta al contexto del paciente.
La mayor parte de las personas con un diagnóstico mental grave convive con sus familias, quienes adoptan las funciones de cuidado, protección y apoyo necesarios, y cuentan con un papel fundamental, no solo en el proceso generador de la enfermedad, sino también en el proceso de rehabilitación (Olabarría, 2009). De hecho, se ha demostrado que el trabajo terapéutico con las familias influye en un mejor pronóstico de la enfermedad mental (Gunderson, 2002). Por otro lado, no podemos perder de vista lo que el trastorno puede generar en el resto de miembros de la familia: padecer los síntomas de este tipo de enfermedad, desgaste emocional, cuadros depresivos, etc. (Rodríguez-Moya & Peláez, 2013).
Bajo estas premisas es fácil comprender la importancia de llevar a cabo una intervención con los familiares de pacientes de salud mental. En este caso se propone la terapia grupal como herramienta, puesto que durante las últimas décadas, numerosas investigaciones han demostrado los efectos positivos para la salud que presenta la modalidad. Entre los múltiples beneficios recogidos por la literatura en psicología clínica acerca de las terapias grupales podemos señalar:
1. Apoyo social. La modalidad grupal proporciona un ambiente donde los miembros pueden ofrecer y recibir apoyo al compartir sus experiencias, reduciendo la sensación de aislamiento y soledad, un factor clave para el bienestar psicológico.
2. Sentido de pertenencia, comunidad y aceptación. El ser humano es un ser social por naturaleza y actualmente encontramos múltiples relaciones entre la necesidad de pertenecer a un grupo y el bienestar emocional. Es un espacio seguro donde expresar sentimientos y pensamientos sin temor a ser juzgados.
3. Motivación y esperanza. Ver el progreso de otros miembros puede inspirar y motivar a los participantes a continuar trabajando en sus propios proyectos.
4. Diversidad de perspectivas. La diversidad de experiencias y puntos de vista enriquecen las discusiones y ofrecen diferentes puntos de vista y formas de afrontar una misma situación o problema.
En cuanto a los aspectos formales de nuestra terapia grupal para familiares, se llevará a cabo bajo la estructura y método de Grupo Terapéutico, caracterizado por ser conducidas por un terapeuta y combinar la psicoeducación con la terapia. Tiene como objetivo principal ayudar a los familiares a procesar sus emociones y desarrollar habilidades prácticas. Entre otros objetivos terapéuticos claves, destacan los siguientes:
• Educación y comprensión. Proporcionar psicoeducación sobre los trastornos, sus síntomas y formas de abordarlo. Esto ayuda a los familiares a comprender mejor la condición y a reducir la confusión y el estigma.
• Prevenir posibles patologías en miembros del sistema familiar.
• Mejorar la comunicación y dinámicas familiares para fortalecer las relaciones y reducir los conflictos.
• Adquirir estrategias de resolución de problemas y manejo del estrés.
• Ofrecer apoyo y espacio seguro para abordar situaciones del día a día, brindar un espacio para la descarga emocional.
• Potenciar la empatía.
En definitiva, la terapia de grupo para familiares busca ofrecer un espacio seguro y estructurado donde los individuos pueden expresar sus preocupaciones, emociones y perspectivas; ayudar a los integrantes del sistema familiar a mejorar la comunicación y el diálogo, la gestión de la patología y el cuidado del propio núcleo familiar, que es el principal cuidador, apoyo y acompañante del paciente en el día a día. Mediante esto, se permite restablecer una relación sana entre los pacientes y las familias, reduciendo la hostilidad y el manejo disfuncional de las situaciones y emociones que conlleva.
Horario: Sesiones quincenales, lunes 17:00 – 18:30